Muchas personas me preguntan por qué no tengo mi propia cuenta de Facebook. Sin querer entrar en mayores divagaciones sobre los principios fundamentales de la privacidad, me permito admitir, hoy, las verdaderas razones:
1. Para mí, Facebook es como estar en prisión.
Uno se sienta por allí, sin hacer nada, a perder el tiempo. Si bien es cierto que se siente algo de culpabilidad por estar metido en esto, ello no se demuestra, ni por un segundo. Pierdes tu tiempo, hablando con la gente, en su mayoría extraños, y sueles aceptar grandes cantidades de dudosos amigos, que nunca llegas a conocer realmente. Como todo buen reo, hay que dar una foto de perfil, y a tu página le asignan unos números que nadie sabe qué significan. Hay muchas fotos de mujeres a medio vestir exhibidas entre los efectos personales de cada quien y se acostumbra escribir en los muros!.
Para colmo de males, al igual que en prisión, hay un montón de gente que crees conocer y se la pasan «dándote toques» a cada rato.
2. Facebook es para perdedores.
¡Es el único sitio donde un idiota puede sentarse solo y hablarle a los muros sin lucir patético!
3. Definitivamente, no me sirvió para citas.
Una vez intenté acercarme a una amiga:
En el muro de mi amiga: Haz recibido una invitación: «Rodrigo te ha enviado una solicitud de coito»
En mi muro: Jimena ha declinado tu invitación y te invita a jugar solitario !
¡Plop!… sin comentarios